lunes, 8 de agosto de 2016

La maestría de José Tomás

Por Clarito


Pase de trinchera de José Tomás en Huelva, la técnica y el valor al servicio del dominio (Foto de Maurice Berho para Mundotoro)

¿Como estuvo José Tomás en Huelva?

Cuando uno vuelve de viaje de ver torear a José Tomás, lo primero que te preguntan los amigos es saber como estuvo el torero de Galapagar. El que lo vio en Jerez, inquiere si estuvo mejor que en Jerez, el que estuvo en Alicante quiere saber si lo que hizo tuvo más mérito que la meritoria faena de Alicante a un toro con tantas teclas que tocar.

Complejas preguntas pues no es nada fácil jerarquizar faenas. Y es que el toreo no es sólo cuestión de lucimiento, de resultados, sino también de ajuste a las condiciones del toro. Conocimiento de las suertes pero también y sobre todo, conocimiento de las reses. De capacidad del torero de dar respuesta a los problemas que plantea el toro. Cuestión capital en Huelva pues problemas y muchos fueron los que plantearon los toros que Victoriano del Río envió a esa plaza.

El toreo con la izquierda de José Tomás. Manejo exquisito de los vuelos (Foto Arjona para Aplausos)

Pureza y entrega

Repasando su historia, tuvo José Tomás una primera o primeras etapas en las que andaba muy preocupado por la forma de torear. Por el concepto. Por lograr el toreo perfecto, el trazo más ajustado y exigente del muletazo. Y ello, fuese como fuese el toro y, muchas veces, contra las condiciones del toro. Era una época dramática, pues no siempre el toro acepta de buen grado la perfección. Hubo años de muchas cogidas, de mucha sangre pero de enorme pureza y exigencia donde el torero no se permitía concesión alguna. Su planteamiento, visto desde fuera, pasaba por imponer su toreo al toro. Un planteamiento de una tremenda dureza consigo mismo.

Los toreros evolucionan y Tomás que, sin perder su esencia y su concepto, su pureza y su exigencia, siempre fiel a su estilo, es uno de los que más buscan y rebuscan, prueban y ensaya, ha acabado encontrando y exhibiendo en las plazas una rara maestría. Un plácido dominio.


Esta temporada, Tomás, en la línea que ya venía anunciando desde hace un par de años, esta toreando con la misma entrega de siempre pero con exquisita precisión, con tremenda seguridad. Con un sentimiento desgarrado pero nada melodramático.

Igual que en su día le ocurriera a Juan Belmonte, a quien llamaron el trágico y acabaron por llamarle maestro, el toreo de José Tomás transmite maestría. Verle, ya no provoca susto ni zozobra sino que asombra e impresiona por justo, por medido, por adecuado. Los pitones eso sí, le siguen pasando a milímetros de la taleguilla pero su toreo provoca admiración, no miedo. José Tomás es ya (lo era hace tiempo) un consumado maestro. Una maestría que se impone por encima del valor desmedido y de la más depurada técnica que, sin embargo, siguen presentes. Muy presentes.

El valor siempre presente (Foto de Arjona para Aplausos)

Un detalle de esa maestría creo que bastará. Andaba José Tomás toreando por naturales, de forma inmejorable al cuarto de la tarde. El toro que, como toda la corrida, era más bravucón que bravo, hizo un pequeño amago de rajarse. Tomás sin dudarlo cambió de registro y, en vez de seguir con el toreo en redondo que es el que más castiga a las reses, se puso a torear de frente. El toreo de frente tiene un trazo, por necesidad, mucho más corto y lineal y aunque fuerza la figura del torero en el remate, obliga menos al toro. Era lo adecuado y necesario y el toro no llegó a rajarse, lo que si que hicieron casi todos sus hermanos. Detalle de maestría.

La mano que no torea en una postura que, aunque habitual en Antonio Ordoñez, resulta inusual en José Tomás (Foto de Arjona para Aplausos)
Y ahora si que contesto a la pregunta del principio ¿Cual es la mejor faena de José Tomás?

La respuesta es bien simple: la última.


Epílogo con anécdota

Me cuenta mi buen amigo Javier García Baquero que, por la mañana en el enchiqueramiento, la cuadrilla de Tomás siguiendo instrucciones directas del maestro ofrecía a David de Miranda la posibilidad de elegir sin sorteo los toros que quisiese para su alternativa, en añeja y muy torera tradición.

La contestación del neófito, vía los toreros de su cuadrilla, fue también de antología y no tiene desperdicios: "Lo estábamos esperando. Nuestro torero agradece el gesto pero prefiere que se sorteen los toros: Que sea Dios quien reparta la suerte".

Eso es torería. Por ambas partes.

Luego en la plaza, por la tarde, llegaron las medidas y sentidas palabras del padrino que también rezumaron torería. Esa torería que algunos dicen que le falta al toreo moderno. Dicen.


Sellando la alternativa con un apretón de manos. Sabor de toreo antiguo (Fotografía de Arjona para Aplausos)


Triunfal salida a hombros de la terna. José Tomás, Lopez Simón y David de Miranda, estuvieron muy por encima del complejo e interesante encierro de Victoriano del Río que tuvo mucho que torear y mucho se le toreó. El público de Huelva supo leer correctamente todos los matices de esa gran corrida (Fotografía de Arjona para Aplausos)

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